La bailarina de ballet (cuento zen)

La bailarina de ballet (cuento zen)

 Todos hemos crecido escuchando o leyendo cuentos.  De todos, siempre hay algo que aprender, una gran enseñanza.  Dicen que "nadie aprende en cabeza ajena", pero yo no creo en ese dicho.  Sí aprendemos de las situaciones que le ocurren a quienes nos rodean.

Déjate encantar por el siguiente cuento.  Recuerda que no solo aplica a la danza... 


"Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia y había llegado el momento en el que se sentía lista para entregarse a la disciplina que le ayudaría a convertir su pasión en su profesión.

Deseaba llegar a ser una Primera Bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias; de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camerinos al término de una función y habló con el director:

   -Quisiera llegar a ser una gran bailarina, pero no sé si tengo el talento necesario para serlo y en todo caso, si hay algo que me falte para llegar a serlo.

   -Dame una demostración - le dijo el maestro.

Transcurridos apenas 5 minutos la interrumpió moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

  -No, ¡no tiene usted condiciones!.

La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de ballet en un armario y nunca más volvió a calzárselas. Se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron mayores aceptó un empleo de cajera en un supermercado.

Así transcurría su vida cuando años después ,asistiendo a una función de ballet, a la salida se topó con el viejo maestro ya octogenario. Ella lo saludó y le recordó la charla que habían tenido años atrás; le mostró fotografías de sus hijos y le comentó lo de su trabajo en el supermercado. Luego agregó:

  -Hay algo que nunca terminé de comprender.

  -Dígame- respondió el director

  -¿Cómo pudo usted ser tan rápido advirtiendo que yo no tenía dotes de bailarina?.

  -¡Ah!. Apenas la miré cuando bailó delante mío. Simplemente le repetí lo que digo a todas - espetó

  -¡Pero esto es imperdonable!-exclamó ella- ¡Arruinó mi vida! ¡Hubiese podido llegar a ser una Primera Bailarina!.

  -No lo creo - respondió el viejo maestro - Si hubieras tenido las dotes necesarias y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado ninguna atención a lo que yo te dije".

(Cuento Zen)

 


¿Qué enseñanza sacamos de esto?

Si tú piensas que no puedes hacer algo, no lo harás.

La primera persona que debe confiar en ti, eres tú misma!  Si tienes un sueño, lucha por él.



"En la vida no solo el valiente o el veloz triunfa. Tarde o temprano el que siempre vence es el que cree que es posible"
                  
Graciela de Grynberg

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